Sobre el hecho de yantar lo sacrificado a los ídolos, sabemos que en el mundo un ídolo no es cero y que no hay más Dios que individualidad; pues aunque están los que son dioses en el gloria y en la tierra, de modo que resultan numerosos los dioses y numerosos los señores, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede todo y